Nacho Murgui Parra es Delegado del Área de Gobierno de Coordinación Territorial y Cooperación Público-Social y Concejal Presidente del Distrito de Retiro. Esta entrevista se realizó en julio de 2018 para su publicación en el número 3 de la revista MARES.

¿Cuáles son las apuestas del Ayuntamiento de Madrid en materia de alimentación?

Nuestro objetivo es intentar garan- tizar que el conjunto de la población madrileña tenga acceso a una alimentación no solo suficiente, sino también asequible, saludable y social, económica y medioambientalmente sostenible.
De acuerdo a nuestro diagnóstico y, tomando como referencia las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud, en Madrid debemos incrementar la ingesta de legumbres, frutas y hortaliza y reducir el consumo de alimentos ultraprocesados. El 49% de los hombres y el 33% de las mujeres adultas tiene sobrepeso y el 21% de la población presenta unos índices de colesterol alto. Destaca el porcentaje de sobrepeso infantil, que está en un 37%, muy superior en las familias más vulnerables. Si tenemos en cuenta que el 64% de las niñas y niños de Madrid comen en comedores escolares, está claro que las Administraciones públicas tenemos mucho que hacer.

¿Qué supone la firma del pacto de Milán para el Ayuntamiento?

A escala global, el Pacto de Milán fue el primer acuerdo internacional en materia de alimentación suscrito por entidades locales. Ya somos más de 160 los ayun- tamientos que lo hemos firmado, lo que vuelve a poner de manifiesto que las ciudades están asumiendo la iniciativa y el protagonismo en la arena política a la hora de enfrentar los grandes desafíos del planeta y de cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Hasta ese momento, las actuaciones municipales en materia de alimentación estaban dispersas y sin una proyección estratégica. Con la firma del acuerdo, constituimos la Mesa de Seguimiento del Pacto de Milán con representantes de varias áreas del Gobierno municipal, la Oficina de FAO en España y entidades sociales, ecologistas, asociaciones de productores, etc. agrupadas en la Plataforma Madrid Agroecológico.
Además de este esfuerzo de coordinación en el ámbito municipal, hemos establecido lazos de colaboración con otros ayuntamientos y movimientos sociales que trabajan con los mismos objetivos, como Zaragoza, Valencia, El Prat de Llobregat, Valladolid, Barcelona, Pamplona, Fuenlabrada, Córdoba, etc., con los que compartimos información, documentación y experiencias. A lo largo de 2018 formalizaremos esta coordinación con la creación de la Red Española de Ciudades de la Agroecología. También queremos formalizar acuerdos de colaboración con las universidades públicas madrileñas con el objetivo de que los campus universitarios se sumen a este reto y puedan contribuir también con investigaciones aplicadas.

¿Y para la ciudadanía?

Con la firma del Pacto hemos situado la alimentación en nuestra agenda política. Ya hay medidas concretas en marcha y otras muchas planificadas en cuya ejecución estamos trabajando.

¿Qué medidas se han puesto en marcha?

Por destacar algunas mencionaré la incorporación de alimentos ecológicos y de proximidad en los menús de las 56 Escuelas Infantiles Municipales, a las que sumaremos las 13 que están en fase de construcción. Se han multiplicado los puntos de venta de productos ecológicos y de proximidad en espacios como el Mercado de Vallehermoso, el Mercado de Productores que se instala los terceros domingos de mes en la avenida del Planetario (Arganzuela) o los mercadillos puntuales de distritos como Centro, Puente de Vallecas o Fuencarral.
Además, hemos seguido ampliando la Red de Huertos Urbanos Comunitarios, que son un punto fundamental de educación ambiental para personas de todas las generaciones, así como la Red de Huertos Escolares, que ya supera los 170 huertos.
Por último, hemos elaborado, en colaboración con la Comunidad de Madrid, la Guía de buenas prácticas de higiene para el aprovechamiento de excedentes alimentarios y hemos puesto en marcha el compostaje comunitario y la progresiva implantación de la recogida selectiva de materia orgánica, que permite cerrar el ciclo natural de la agricultura y devolver a la tierra los restos orgánicos que la nutrirán para volver a producir. Hacer partícipe a las vecinas y vecinos en este proceso es una forma, no solo de recuperación de restos orgánicos, sino de educación ambiental.
En todo caso, estamos trabajando en otras medidas de calado, como una instrucción de compra pública que incor- pore criterios de alimentación sostenible y que será de obligado cumplimiento para las contrataciones municipales.
Todas ellas están recogidas en la Estrategia Alimentaria Sostenible y Saludable, que se presentó en el mes de julio.

¿Cómo puede participar la ciudadanía?

La participación de la ciudadanía en la construcción de otro sistema alimentario es fundamental a través, principalmente, del consumo. Deberíamos hacer un ejercicio consciente de responsabilidad con la cesta de la compra. Deberíamos volver a consumir, preferiblemente, productos de temporada y, a ser posible, producidos en un ámbito de proximidad; incrementar la ingesta de frutas y verduras; reducir la compra de productos ultraprocesados y que utilizan un exceso de embalajes; planificar la compra para desperdiciar menos comida; recuperar los restos orgánicos, etc. En ese sentido, la ciudadanía tiene un enorme poder para cambiar las cosas.
Además, a lo largo de este año vamos a constituir un espacio abierto de participación más allá de la Mesa de Seguimiento del Pacto de Milán para que todas las entidades y personas interesadas en aportar sus ideas y compartir sus iniciativas en esta materia puedan hacerlo.

¿Cómo contribuye el proyecto MARES, a través del Mar de Alimentación, a la estrategia municipal?

Con la Estrategia Alimentaria intentamos impulsar el consumo de alimentos sanos producidos en un ámbito de proximidad, pero es igualmente importante incentivar el sector productivo para dar respuesta a esta demanda. Gracias al Mar de Alimentación, las personas interesadas en emprender un negocio alimentario en Madrid podrán hacer uso de recursos compartidos, como una cocina industrial, un espacio de distribución… Un óptimo aprovechamiento de los espacios agrícolas y ganaderos de la región permitiría satisfacer casi un tercio de la demanda de estos productos alimentarios. Pero para incentivar la producción de productos alimentarios de proximidad, las Administraciones públicas debemos ofrecer recursos y apoyar iniciativas como MARES.

¿En qué modelos se inspira el Ayuntamiento de Madrid cuando diseña su política alimentaria?

Hay ciudades en las que nos hemos inspirado para impulsar algunas medidas, como Valencia, Barcelona, Bristol o Pamplona, pero lo cierto es que cada ciudad debe diseñar sus políticas de acuerdo a su particular configuración urbana, social y económica.

¿Qué aporta MARES a los distritos en los que se desarrolla el proyecto y cómo se relaciona con la política territorial municipal?

MARES es un proyecto que permite identificar los recursos endógenos de la ciudad y de la ciudadanía; fortalecerlos mediante la formación y la oferta de medios compartidos e impulsar el tejido productivo en cinco ejes estratégicos para el futuro de Madrid: la alimentación, el reciclaje, la movilidad, la energía y los cuidados. El reparto de los nodos en los distritos de Puente de Vallecas, Villaverde, Vicálvaro y Centro permite, además, distribuir los recursos de forma descentralizada, en línea con la apuesta municipal por el reequilibrio territorial.

EL PACTO DE MILÁN
En octubre de 2015, 116 ciudades, entre ellas Madrid, firmaron el Pacto de Política Alimentaria Urbana de Milán impulsado por la ciudad homónima con ocasión de la Expo 2015 “Alimentar el Planeta, Energía para la Vida”. El acuerdo consta de siete puntos por los que las y los representantes municipales se comprometen, entre otras cosas, a desarrollar sistemas alimentarios sostenibles que garanticen el acceso a comida saludable, proteger la diversidad o luchar contra el desperdicio de alimentos.