El género es un diferenciador importante en la movilidad urbana. Está demostrado que las mujeres presentan patrones de movilidad más complejos, puesto que incluyen más intermodalidad y, en particular, uso de más transporte público y a pie, en varios momentos del día.
Quizá, esto se deba a las diferencias sociales que aún persisten, los roles y las responsabilidades en el hogar, que, a menudo, implican que las mujeres asumen más actividades de cuidados y mandados relacionados con el hogar, lo que también significa que sus necesidades pueden ser subestimadas en las evaluaciones del transporte convencional basadas en los desplazamientos al trabajo.
Además, las mujeres, a menudo, reportan niveles más bajos de satisfacción con sus viajes al trabajo, y son particularmente propensas a tener más preocupaciones con respecto a la seguridad personal en momentos particulares del día. La percepción del miedo y la seguridad dependen a su vez de factores como la hora del día o de la noche, la iluminación adecuada, la limpieza, o la propia agresividad en la calle para las mujeres que van en bici. Por otra parte, la poca consideración de la movilidad de los cuidados en los sistemas de transporte público y privado está relacionada con un número reducido de mujeres en la toma de decisiones, la planificación y la operación del transporte, así como las políticas públicas de movilidad, energía y medio ambiente, la infraestructura y la ejecución de proyectos orientados al desarrollo de la movilidad sostenible.
En el marco de la Cumbre del Foro Internacional del Transporte 2018 – OECD y la Iniciativa de Transformación de la Movilidad Urbana, se firmó la declaración mujeres en movimiento, cuyo objetivo es incluir la perspectiva de género en las políticas de movilidad, y empoderar a las mujeres en la agenda del transporte, la movilidad, la energía y el medio ambiente. En esta ocasión Laura Ballesteros, ex congresista y ex titular del Nuevo Modelo de Movilidad de la Ciudad de México, comentó lo siguiente: “las mujeres estamos irrumpiendo en la escena del transporte y no vamos a dar un solo paso atrás, por eso nuestro empoderamiento en el ámbito político y de tomas de decisiones es fundamental”.
La perspectiva de género en la movilidad ha llegado para quedarse para siempre. Desde Noviembre 2017, el Mar de Movilidad con el sector del Mar de Comunidades de Aprendizaje de las Practicas (CAP) ha inaugurado la CAP de Feminismos y Movilidad y consolidado una comunidad que a lo largo de sus 7 meses de actividad ha desarrollado un aprendizaje y contestado a preguntas como: ¿Qué factores son importantes para que las personas y en concreto las mujeres se empoderen de modos de transporte cómo la bici? ¿Cómo abordar los problemas concretos que tienen? ¿Cómo ponerlo más fácil? ¿Cómo aprender de lo que está pasando en feminismos y movilidad en la ciudad como la política de feminización sectorial de la EMT?
En este sentido, se han presentado experiencias significativas de mujeres en la ciclologistica y otros sectores (experiencia como rider de ciclomensajería: relato de una bicimensajera, experiencia como colectivo de mujeres). También se ha debatido sobre cómo enfrentarse a los micromachismos de la calle y del transporte público: Comunicación-machismos- empoderamiento. Por otra parte, se ha trabajado para crear iniciativas económicas enfocadas a la movilidad del cuidado cómo “Me Muevo”: piloto de una agrupación de cooperativas y asociaciones cercanas a la economía social y solidaria en tema de movilidad sostenible y empoderamiento a través de la movilidad activa.
La última sesión de la CAP Feminismos y Movilidad antes del verano, se dedicará a definir los entresijos entre transporte, espacio público, y naturaleza a través de la participación de las mujeres cómo empleadas, planificadoras, y usuarias, de su uso del espacio público, y del cuidado de la naturaleza.