Poca gente en la actualidad duda de la importancia de intervenir en los edificios de viviendas para llevar a cabo una rehabilitación energética, es decir, hacerlos más eficientes energéticamente. Cualquier comunidad percibe como una clara mejoría no tener que gastar recursos innecesariamente en mantener las viviendas en unas condiciones confortables de temperatura. Además, con el progresivo incremento de los costes de los suministros, una buena intervención en los edificios que ahorre consumos se amortiza fácilmente, más aún teniendo en cuenta los planes de subvenciones que hay a disposición de las comunidades como por ejemplo el Plan MAD-re del Ayuntamiento de Madrid.

En este escenario, son muchos los agentes económicos que se lanzan a la carrera para conseguir convencer a las comunidades de que rehabiliten sus edificios y les contraten, percibiendo esto como una oportunidad de negocio. El problema es que bajo esta lógica, mucha veces se pierde la oportunidad de hacer rehabilitaciones más completas, que tengan en cuenta en primer lugar el mayor beneficio posible para las familias que habitan los edificios y en segundo lugar, que generen mejora urbana, medioambiental y social.

Desde la economía social, y más concretamente desde el Mar de Energía del programa MARES Madrid, se impulsa el trabajo de entidades de arquitectura y rehabilitación que tienen una mirada social y ecológica sobre cómo podrían diseñarse intervenciones de rehabilitación energética que con el mismo coste, sean mucho más completas y adaptadas a las necesidades de las comunidades y los barrios.

Decálogo para una 'Rehabilitación Completa'

  1. Sistemas que reduzcan la demanda de calefacción en invierno, como la mejora del aislamiento de toda la envolvente del edificio, o la mejora de la estanqueidad de las ventanas.
  2. Sistemas que reduzcan la demanda de energía en verano y eviten recurrir al aire acondicionado, que repercute negativamente en la economía familiar y en el medio, como por ejemplo el control del soleamiento, una buena utilización de la inercia térmica, sistemas pasivos de ventilación y refrescamiento del aire, o utilización de vegetación.
  3. Materiales cuyo balance energético completo sea lo mejor posible, para ahorrar energía no sólo durante el uso del edificio sino en todo el ciclo de vida del mismo.
  4. Una minimización de los impactos de los materiales utilizados en la salud de los habitantes y en el medio ambiente.
  5. Sistemas que garanticen la accesibilidad universal al edificio.
  6. Renovación de equipos por otros de mayor rendimiento que utilicen energía renovable.
  7. La posibilidad de ampliar espacios habitables, tanto privados como comunitarios y mejorar distribuciones.
  8. La utilización de sistemas y materiales susceptibles de poder suministrarse e instalarse desde la economía local, por medio de Pymes y autónomos de los propios barrios como manera de combatir el desempleo en los mismos.
  9. La posibilidad de que las comunidades participen en todas las decisiones que les afectan de una manera democrática en todas las fases de la intervención, con un asesoramiento y mediación cualificada.
  10. En las intervenciones que lo posibiliten, tratar los espacios inter-bloques como espacios sombreados y verdes que refresquen el entorno, y posibiliten la socialización vecinal.

Estas ‘Rehabilitaciones Completas’ requieren de programas públicos con suficientes recursos y equipos conductores convenientemente capacitados en bioclimatismo, eficiencia energética, biología del hábitat, procesos participativos, entre otras cuestiones, decididos a poner en un segundo plano el lucro y a priorizar la importancia de estas intervenciones en la vida de las comunidades y en el “hacer ciudad”.

Por ello apostamos por el protagonismo de las entidades de la economía social como las que desde el programa Mares Madrid se impulsan.