Hablamos con A3Calles Cuidados en territorio, una cooperativa de consumo de cuidados de proximidad, gestionada por y para familias de Vallecas que necesiten atención, cuidados y servicios en el hogar, recientemente constituida en el marco del proyecto MARES y el Mar de Cuidados.
¿Cómo surge la idea de A3Calles Cuidados en Territorio?
A3Calles Cuidados en Territorio surge del análisis realizado desde el Mar de Cuidados y Abierto Hasta el Amanecer sobre las necesidades de dignificar las condiciones de trabajo relacionado con los cuidados en los distritos de Vallecas y de la experiencia organizativa de cooperativas de servicios en el hogar.
¿Qué servicios ofrece A3Calles?
Ofrecemos poner en valor actividades que son fundamentales para sostener la vida, como el cuidado de las personas y otros trabajos socialmente necesarios. Entre nuestros objetivos, ligados directamente a nuestros servicios, están:
- Responder a necesidades de personas y hogares en materia de cuidados: atención a personas adultas mayores, dependientes, niños y niñas, así como tareas de acompañamiento y limpieza.
- Hacer emerger la economía sumergida, dignificar el trabajo del hogar y cuidados, y paliar las desigualdades y pobreza sobrevenida.
- Apoyar y fomentar las cooperativas de servicios de cuidados en el hogar.
- Complementar las políticas locales en su cometido de fomentar la economía social y solidaria, proyectos socialmente rentables y sostenibles en el tiempo a través de un sistema de corresponsabilidad.
¿Por qué una cooperativa de consumo y no una empresa al uso?
La apuesta por una cooperativa de consumo tiene su origen en la pretensión de acercarse a la economía social y solidaria con el objetivo de visibilizar a colectivos excluidos y mal pagados. Pero, sobre todo, porque con esta forma jurídica estamos poniendo sobre la mesa una gestión de los cuidados más comunitaria, en la que necesitamos la participación de las familias, personas usuarias y personas trabajadoras. También porque nos parece un modelo más efectivo para que la administración se corresponsabilice a través de estructuras de gestión público-privadas.
Dar cuidados y recibirlos tiene que estar valorado social y económicamente de manera digna
¿Cuál es la apuesta de valor de A3Calles?
A las personas que formen parte de A3Calles les ofrecemos confianza, tranquilidad y cercanía como valor añadido, y la seguridad de contratar personas con condiciones dignas de trabajo. La apuesta del proyecto es igualar el precio de cuidados y el de limpieza [en la actualidad, el precio de la hora de limpieza es más cara que la de cuidados]. Con esto, suben un poco los precios a cambio de mejorar los derechos de las trabajadoras, que estarán contratadas en régimen general y no en régimen especial de trabajo de hogar, que es bastante precario.
¿Por qué se decide arrancar el proyecto en el distrito de Puente de Vallecas?
Por un lado, porque el grupo motor de A3Calles, tanto de familias como de cooperativas, residimos en Vallecas, y porque la cuestión de la territorialidad nos resulta clave a la hora de ofrecer cuidados de cercanía. Por otro lado, al localizarse en Vallecas, la cuestión de logística y de incremento de costes asociado a recorrer Madrid de punta a punta queda resuelta. También por una cuestión de “orgullo Vallecano”. Somos la primera cooperativa de consumo de cuidados del Estado español. Y somos de Vallecas. Es un sello reconocible.
¿Cuál es el perfil de las personas que forman el grupo promotor de esta cooperativa?
Somos hombres y sobre todo mujeres residentes en Vallecas. Con un compromiso social y de transformación social. Creemos en que los cuidados son un derecho, y que tanto dar cuidados como recibirlos tiene que estar valorado social y económicamente de manera digna. También pensamos que el derecho a cuidar y a ser cuidado tiene que ser universal y accesible para todas y todos.
¿Cuáles son los principales obstáculos para poner en marcha este proyecto?
No ha habido obstáculos como tal pero los procesos son lentos cuando los haces en colectivo. Pero nosotras lo identificamos como riqueza. Es el primer proyecto que existe con estas características y es necesario crecer paso a paso, con reflexión, y evitando quedar atrapadas en burocracias. Empezar a pensarnos como una cooperativa. La idea la teníamos clara, porque tenemos la necesidad de cuidados, pero que eso fuera cogiendo forma ha sido difícil. Hemos trabajado en grupo y desde el consenso para poder formar la entidad. Para esto, ha sido imprescindible la ayuda del proyecto MARES y de Abierto hasta el amanecer, sobre todo para sistematizar los avances, abrir y cerrar los temas importantes que tratar y para revisar los planes económicos y de comunicación.
¿Creéis que la falta de cuidados es un problema endémico de las ciudades, o también es propio de las zonas rurales?
Existe el mismo problema de cuidados, pero con otras complejidades. Por un lado, en las zonas rurales, el papel está igualmente invisibilizado y los roles de cuidadoras siguen siendo para las mujeres. Sin embargo, en las zonas rurales se suma que hay muchas menos mujeres insertas en el mercado laboral formal, que los recursos de dependencia y cuidados son más escasos y que están más dispersos. La pregunta que nos podríamos hacer es quién cuida a quien se queda en las zonas rurales, en lugares donde no hay gente joven por el despoblamiento y donde se van suprimiendo servicios municipales de cuidado, que quedan suplidos por recursos privados.