El Mar de Cuidados y el equipo de Comunidades de Aprendizaje (CAP) del proyecto MARES lanzan la primera y única guía existente sobre cómo crear un grupo de crianza compartida, basada en lo aprendido en la CAP de educación infantil y crianza compartida. En ella sistematizamos la experiencia de acompañamiento en la constitución de Grupos de Crianza Compartida (GCC) que se ha realizado desde MARES. Es, por tanto, una experiencia situada (aplicada a un caso concreto), pero que puede resultarle útil a cualquier iniciativa de crianza compartida en su proceso de constitución.
A lo largo de la guía, se alternan reflexiones y claves generales con el ejemplo práctico de acompañamiento a una iniciativa concreta. La creación de grupos de crianza compartida podría dar respuesta de forma sinérgica a varias de las necesidades y retos a los que se enfrentan las familias en el municipio de Madrid, relacionados con los nuevos modelos de familia, el modelo de ciudad, la necesidad de apoyo mutuo, la vinculación con el entorno, la corresponsabilidad…
¿Cuál es el objetivo de la guía?
El objetivo es acompañar a las familias en la creación de alternativas de crianza. Así, cualquier unidad familiar, independientemente de su situación, podrá solventar de forma colectiva una necesidad tan relevante como es el cuidado, acompañamiento y educación en la primera infancia.
¿Qué contenidos abarca?
Qué es un espacio de crianza compartida y cómo se caracteriza; cómo se constituye un grupo motor; claves para constituir un espacio de crianza compartida desde el marco económico, jurídico, comunitario y pedagógico. Y tiene una parta importante de justificación de este tipo de proyectos enmarcados en los modelos de ciudades actuales.
Manual breve: Cómo constituir un grupo de crianza compartida
«En definitiva, se trata de un rincón familiar para continuar ofreciendo a
los niños la confianza, respeto y libertad que se necesitan para madurar
y ser felices. Un lugar en el que dejarles expresar sus emociones,
aprender de ellas, entrenar la resolución de conflictos sin sentir que
sólo existen dos opciones: ser “los malos” o “los buenos”. Un tiempo de
juego, disfrute y contemplación para sentirse niños. Un espacio para
correr y dejar que su cuerpo baile, salte, se moje y se ensucie sin culpa ni
presión». (Jardín de Momo).